¿Para qué vivimos? ¿Qué es la felicidad? ¿Quién soy yo? ¿Por qué existe el dolor y la muerte?
Estas y otras muchas preguntas surgen inevitablemente a lo largo de nuestra vida.
Son preguntas típicas sobre el sentido de la vida, a veces puede parecer que vivamos sin planearlas y sin responderlas, pero, de vez en cuando en ciertos momentos de la vida humana como la enfermedad, la misma vida incluso la misma muerte, nos las evocan de nuevo. Tarde o temprano estas preguntas exigen una respuesta, ya que la felicidad personal depende en gran medida de la capacidad que la persona tiene para intentar responderlas en profundidad.
Y... ¿Qué quiere decir la palabra ``Sentido´´?
Las dos aceptaciones de la palabra "sentido" nos pueden ayudar a comprender mejor el problema que nos plantea.
"Sentido" es, en primer lugar, un significado, cuando solemos preguntarnos qué sentido tiene tal texto o tal palabra. Del mismo modo anhelamos conocer la significación de la vida.
Continuamente nos preguntamos por el porqué y el para qué de las cosas que nos ocurren rebelándonos contra el absurdo y el sinsentido.
"Sentido" es también, en segundo lugar, dirección, aplicando a la vida cuando sera nuestro final, hacia dónde nos dirigimos, no sólo en esta vida sino en e posible más allá.
Sentido y felicidad
La cuestión del sentido de la vida está íntimamente ligada a la felicidad de cada persona. Ser feliz consiste en vivir una vida llena de sentido. A lo largo de toda nuestra vida vamos eligiendo y tomando decisiones siempre en busca de mayores niveles de felicidad. Todo ese cúmulo de opciones y decisiones, que a veces sin percatarnos, tomando y van construyendo lo que somos.
Así pues, nuestra felicidad depende de nuestras opiniones y elecciones. A través de ellas construimos día a día el sentido que tiene nuestra vida.





2 comentarios:
Como bien dijo el rabino Mendel Epstein, "si estás demasiado ocupado para estar con tus hijos es que estás más ocupado de lo que pretendía Dios". Nuestro tiempo es un recurso muy valioso y finito, que constantemente sufre la presion de un sinfín de preocupaciones. Cada vez que dedicamos tiempo a algo nos privamos de la ocasión de hacer otra cosa.
Por lo tanto, debemos sopesar si vale la pena pagar el precio de la oportunidad perdida.
Si logramos vivir el ahora, que es lo único que tenemos, conforme a lo que realmente queremos y sentimos... ese es el sentido de la felicidad, verla como una posesión diaria y no como una utopía inalcanzable.
Y, por supuesto, somos totalmente responsables de lo que trae nuestro día a día.
O fortuna, velut luna statu variabilis, semper crescis aut descrescis...
¡Gracias por tu comentario, Raquel!
:-)
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